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Mostrando entradas de diciembre, 2010

Las mejores y peores cosas del 2010

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El 2010 ha sido un año de muchas satisfacciones, alegrías y éxitos en cuanto a mi vida personal. Cada vez que se termina un periodo de 365 días, a la mayoría de las personas nos sucede que nuestros sentimientos empiezan a mezclarse entre la nostalgia de dejar atrás una serie de acontecimientos y la alegría de empezar un nuevo año para descubrir nuevos episodios. De cabo a rabo empezaré a detallar mes a mes las cosas buenas y malas que han ocurrido en estos 12 meses del año que pronto terminará. Hagan su balance y verán que la balanza del optimismo y buenas cosas se inclinarán a su favor. Iniciando el año, el 15 de este mes, cumplimos 2 años de enamorados con Stefania Loor, mi chola preciosa. Además no podré olvidarme de las campañas electorales para elegir a los representantes de la Asociación de Estudiantes de Comunicación Social. Fue una decisión que la tomé pensando bien en la camisa de 11 varas que me iría a encaminar. Pues en este mes, precisamente el viernes 22 de enero del 2010

Promocional de Sin Rabo de Paja

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La maldición en los equipos del Astillero

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Barcelona lleva 13 y Emelec 8, pero no son títulos, son los años que han ido acumulando con el pasar de las temporadas en que no logran coronarse campeones del campeonato ecuatoriano de fútbol. Los que más sufren sin duda alguna son los aquellos fieles hinchas que cada fin de semana iban a los estadios a ver jugar al equipo de sus amores. Ahora, muchos de ellos, prefieren ya no asistir porque días antes de algún partido, ya presagian un mal resultado. La apatía, quemeimportismo y desgano, se han apoderado de los fanáticos de ambos equipos del Guayas. Ahora para engancharlos, dirigentes de estos bandos, han optado por colocar a los precios de sus localidades el famoso "dos por uno". Pero ya de nada sirve esta estrategia, algunos hinchas creen que los malos resultados que sus respectivos equipos consiguen es por falta de amor propio a la institución. Llegan refuerzos pero ya quemados, viejos, desganados y simplemente por cobrar su jugoso sueldo. ¿Qué pasa en el astillero? Es la