El Día del Periodista es todos los días
Cada 5 de enero de cada año los periodistas ecuatorianos tenemos nuestro propio día en homenaje a Eugenio de Santa Cruz y Espejo, uno de los fundadores del periodismo en el país. Gracias a él, se creó el primer periódico denominado 'Primicias de la Cultura de Quito' donde enfrentó a los tiranos conquistadores, informando a la gente sobre importantes problemas que se suscitaban en la Colonia, información asentada en los principios de justicia y libertad. Aquello sucedió en 1792, desde allí hasta ahora ha transcurrido 220 años en que han surgido miles de periodistas ecuatorianos, informando y expresando sus pensamientos con libertad y veracidad.
Esta fecha es un pretexto y homenaje para que nosotros, los periodistas, podamos sentirnos orgullosos de nuestra vocación y profesión que implica por sobre todas las cosas: responsabilidad, veracidad y libertad. Hoy los periodistas del Ecuador vivimos tiempos oscuros, donde nuestras libertades para expresarnos se nos ve limitada e incluso coartada y en donde nuestro ejercicio profesional incomoda a quien no esté de acuerdo con algún tipo de ideologías. En algunas ocasiones nuestra labor se ve impedida, muchos periodistas han sido agredidos, insultados, vejados y hasta humillados por el simple hecho de querer conocer una verdad. Nuestras voces no pueden ser calladas, ni censuradas peor aún obedecer a algún tipo de intereses que sean opuestos a nuestros principios morales y éticos. Nosotros somos la voz de la realidad para la sociedad y para todos aquellos que no tienen voz y que buscan a la prensa para expresar las inconformidades que los funcionarios públicos hacen caso omiso.
En esta profesión uno sabe a la hora que entra, pero impredeciblemente no sabemos a qué hora saldremos, pues nuestra labor es complicada, los hechos ocurren en un abrir y cerrar de ojos y no podemos dejarlos a un lado. Nuestro deber es estar en el lugar de los hechos, ser testigo de lo que pasa para luego difundirlo objetivamente apegado a la realidad. Ser periodista implica riesgos, y pese a esas adversidades y dificultades que se nos presenten, debemos ser suspicaces y ver la forma de conseguir nuestro objetivo.
Informar, difundir y producir información es un derecho de todo ciudadano y ninguna norma jurídica podrá restringir el contenido de los derechos ni de las garantías constitucionales. Por lo tanto, que nuestras voces, ideas y pensamientos no se apaguen, sigamos informando hasta el día en que se nos acabe esa vocación tan mágica y maravillosa que es la de hacer periodismo.
Somos los nuevos periodistas que debemos cuidar la herencia que nos dejó Eugenio Espejo: combatir la tiranía, informar al pueblo sobre lo que acontece en nuestro entorno y hacer una sociedad verdaderamente democrática todos los días.
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