Dejar de fumar NO es imposible
Cuando fumé mi primer cigarrillo tenía tan solo 14 años, fue justo el día en que mi hermana mayor se graduaba del colegio y pues, para no quedarme atrás, pedí un cigarrillo a una de sus amigas y fumé ante la mirada atónita de cada una de ellas. Desde luego que hice un tremendo papelón porque era mi primera vez que aspiraba y probaba el humo del cigarrillo.
El tiempo pasó, y cuando estaba en el bachillerato de vez en cuando fumaba a escondidas en mi dormitorio. Solía comprar una cajetilla de 10 unidades que me duraba aproximadamente un mes.
Mi impulso se desató cuando ingresé a la universidad. Semanalmente fumaba unos 5 a 10 cigarrillos, siempre me gustó el Marlboro Lights. En los recesos, fumaba, si me sentía "estresado", también lo hacía; antes de dar un examen, después de terminar de comer, en la noche dizque para el frío... en fin, hubo un tiempo en que al mes consumía tres cajetillas de las pequeñas. Eso implicaba un gasto innecesario, lógicamente gastaba dinero, pero más allá del aspecto económico sentía que esas ganas por querer fumar iban aumentando más.
"Fumo de vez en cuando" o "fumo en reuniones o fiestas", solía decirme yo mismo, pero no, sentía que cada vez el impulso de encender un cigarrillo era mayor. A lo largo de mi etapa universitaria no recuerdo la cantidad exacta de tabacos que haya fumado, pero generalmente en las fiestas o reuniones, hasta podía fumarme una cajetilla pequeña. Quizás digan que es poco, o que existen otras personas que fuman mucho más, pero la verdad es que así se empieza el camino hacia el desastre pulmonar.
En mi etapa laboral también, siempre después de almorzar me acostumbré a fumar, y hubo un tiempo que lo hacía de manera muy seguida, quizá por un mes seguido. Cuando me encontraba con mis compañeras del trabajo que también fuman, les pedía que me regalaran uno y también fumaba. Era un consumidor activo, aún no me consideraba un adicto, porque lo hacía por inercia se puede decir o porque los demás lo hacían.
Siempre me he caracterizado por ser un tipo atlético, iba al gimnasio, andaba en bicicleta, trotaba, etcétera; pero sentía que mi estado físico se deterioraba cada vez más. Cuando subía las escaleras de algún edificio, me mareaba, veía manchas oscuras y me demoraba un minuto en reponerme. En esa época tan solo tenía 24 años. Sí habían pasado diez años de mi vida intoxicando mi organismo y dañando mis pulmones.
Me llené de valor para dejarlo
Los últimos cigarrillos que fumé fue el jueves 29 de diciembre del 2011, lo recuerdo exactamente porque ese día con mis compañeras y compañeros del trabajo, realizamos una reunión por fin de año. Aquella noche, fumé como bestia, tomé licor como nunca, la pasamos increíble escuchando y contando anécdotas personales o del trabajo. Pero me sentí inflado de humo y asqueado por esa mezcla de tabaco y alcohol.
Mi propósito para el nuevo año 2012 fue dejar completamente el cigarrillo, es decir, dejar de fumar. Empecé a proponérmelo poco a poco. Primero empecé por no fumar una semana, prueba superada. Luego, otra semana más, sentía que lo iba logrando y me llenaba de valor y fuerza de voluntad para no caer en la tentación.
Pasó un mes y cumplí mi primera meta corta. Los resultados: Cero cigarrillos, cero humo en mis pulmones, cero gastos innecesarios y más agilidad, mejor estado físico.
La siguiente meta era seguir con otro mes entero, y así poco a poco me dejó de llamar la atención el cigarrillo. Me sentí fortalecido y orgulloso de mi mismo cuando cumplí el primer trimestre sin probar un solo tabaco.
Para distraer mi mente, me concentraba en algún objetivo, en mi caso, me concentraba en redactar mis notas periodísticas, tomar fotos, ir a exposiciones o eventos. Y por la noche decidí salir a caminar al parque de mi ciudadela. Después me aburrí de caminar y empecé a trotar, me coloqué mis audífonos y escuchaba mis canciones favoritas. Arreglé mi vieja bicicleta y ahora también ando en bicicleta luego de cada jornada laboral, eso incluso me ayuda a desestresarme y a liberarme de las tensiones diarias propias del trabajo.
Actualmente llevo 9 meses de haber dejado el cigarrillo, me siento más convencido de mi decisión y no temo recaer, más bien siempre aconsejo a mis amigos cercanos y conocidos que lo dejen y me pongo como ejemplo. Ellos me dicen que van a tratar de dejarlo, pero quedará en ellos si lo hacen o no. Ya todos sabemos lo dañino que es el cigarrillo y las enfermedades que a futuro nos pueden caer si no lo dejamos.
Les sugiero que ustedes mismos se auto critiquen y auto motiven, pues nadie más que uno mismo puede ser capaz de logar cosas impresionantes con el único método que es la fuerza de voluntad y compromiso personal. Empiecen por pequeñas metas, como yo lo hice y de a poco empezarán a sentirse contentos por los resultados y las metas conquistadas. Olvídense también de métodos de "ayuda" como usar parches de nicotina o los cigarrillos electrónicos, eso de nada servirá. La idea es dejar por completo de fumar, no intoxicarse y sobre todo, no gastar dinero.
¡Mucha suerte!...
Comentarios
Publicar un comentario