Guayaquil necesita el transporte fluvial

Río Guayas. FOTO: Jimmy Negrete
Hace pocos días conversé con un taxista sobre cómo Guayaquil se ha caotizado con el tráfico vehicular en tan poco tiempo. Y analizando la situación el me dijo que en la ciudad hace falta que la gente pueda transportarse en lanchas y darle uso al olvidado y casi seco río Guayas.

Continuando con la conversación, el taxista sugería que debe existir varios muelles tipo terminal de transferencia. En Guayaquil, a la altura de Caraguay (sur), otro por el Malecón 2000 (centro) y por el Terminal Terrestre (norte). Asimismo en Durán por el Malecón (ferrocarril) y por Primavera 1 (antiguo sector del Pedregal). Lo mismo en Samborondón (cantón), otro por La Puntilla y la Aurora. ¡Sería genial!. Con este sistema de transportación fluvial se reduciría el 50% de tráfico en la ciudad. Esto por motivo de que gran parte de los ciudadanos de Durán viajan a diario y apretadamente en esos buses amarillos con blancos, incluso yendo al borde de los escalones de ingreso de las unidades. Otra razón es que la gente que vive a lo largo de la vía Samborondón también viaja a Guayaquil a sus lugares de trabajo. 

La Perla del Pacífico ha llegado al límite de su capacidad demográfica y al borde del colapso vehicular (por no decir que ya colapsó). Qué bonito sería para los residentes de Durán y Samborondón trasladarse a Guayaquil de una manera fresca por la brisa del río Guayas. Quizás sin nada de estrés al evitar el ruido de la ciudad y de los pitos de los autos, sin hacer largas filas en las paradas del Metrovía, sin ir apretados y a lo mejor al mismo costo del transporte público. 

Río Daule. FOTO: Gabriel Segura
Las autoridades municipales deberían pensar y analizar esta gran idea de implementar el transporte fluvial en Guayaquil, así como lo hacen en Galápagos, en la isla Puná o Santay, o en la propia cabecera cantonal de Samborondón. Considero que se debe aprovechar los ríos Daule y Babahoyo, grandes afluentes que pasan desapercibidos por los alcaldes y que sería una gran opción de transportación y un gran alivio al caótico tráfico de Guayaquil.

Pero lo más importante, generando fuentes de ingresos y ayudando a al bienestar de los ciudadanos. Ojalá esta idea del taxista y mi real admiración a este proyecto pueda hacerse realidad. Los expertos sabrán pulir mejor la idea.

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