Jesús Cárdenas: ‘Cumplí el sueño entrenar a Felipe Caicedo’
Viste calentador y camiseta deportiva, se lo ve con unas cuantas libras de más y con su característico bigote. Es Jesús Cárdenas, que pide permiso a su profesora de la Facultad de Educación Física de la Universidad de Guayaquil, donde realiza una licenciatura, para conversar "unos minutitos" conmigo (la entrevista duró media hora).
El Jechu entrenando a un grupo de alumnos del Liceo Cristiano. |
El Jechu, como se lo conoce, fue el goleador del Club Sport Emelec y “el terror” de Barcelona en los clásicos del Astillero.
Está en el último año de la licenciatura y da clases de fútbol en el colegio Liceo Cristiano de Guayaquil, en el norte de la ciudad.
Vive desde hace 16 años en la ciudadela Vernaza Norte. “Antes era lindo vivir ahí, no estaba el Mall del Sol, ahora ya no se puede vivir ahí, es una locura porque vivo en la parte de atrás, donde entran y salen los vehículos del parqueadero y estoy pensando en cambiarme de casa”, cuenta.
Jesús José Cárdenas Vega, de 54 años, nació en Machala, provincia de El Oro, tiene tres hijos: José Alejandro (27 años), Daniela Alejandra (26) y Nicole Gabriela (21) Cárdenas Castro. Está divorciado y por ahora tiene una nueva compañera sentimental “en busca de una felicidad”, dice.
Emelecista de corazón
Se inició como futbolista en la selección del colegio Aguirre Abad, luego pasó a la Liga Deportiva Estudiantil (LDE), donde estuvo tres años (1977-1980), de inmediato Emelec lo contrató y jugó hasta 1994 en el equipo de sus amores.
“Durante catorce años trabajé en Emelec, no me fui a ningún otro equipo, permanecí y fui fiel a este club y en todo este tiempo lo disfruté, fueron los mejores años de mi vida”, manifiesta aún casi con la misma alegría con la que festejaba los goles.
El Jechu se considera un emelecista de corazón, equipo con el que salió campeón en tres oportunidades (1988, 1993 y 1994) y obtuvo un vicecampeonato en 1989.
Se considera de carácter alegre y amigable, aunque a veces da la impresión de ser serio. Aún posee el característico bigote con el que se lo identificaba en su etapa de futbolista. Jesús fue el goleador de Emelec con 120 anotaciones, hasta que en el 2007 Carlos Alberto Juárez lo destronó al superarlo con 126 tantos.
La anotación que más recuerda se la hizo a El Nacional en 1988, en el Olímpico Atahualpa. En ese partido Emelec iba perdiendo 2 a 0, luego empató y el tercer gol lo marcó Jesús, barriendo al portero, dejándolo en el piso y llegando hasta la línea de gol, donde se demoró nueve segundos para convertir. “La intención de quedarme en la raya de gol fue demorarme un poco, pensé en anotar con la cabeza, pero más que todo fue por la actitud del primer tiempo que no estábamos jugando bien”, recuerda con ese orgullo característico de un goleador.
Dice que cada partido es diferente, pero los que más recuerda son los clásicos y cuando se inauguró el estadio Monumental (26 de mayo de 1988). “Ahí ganamos a Barcelona y saber que ese año Emelec pudo quedar campeón en ese estadio”, manifiesta.
Uno de los momentos más difíciles como deportista fue por “una lesión fuerte que tuve en la rodilla derecha y a la edad de 26 años me retiré del fútbol”, expresa Jesús con tono nostálgico.
Sueño cumplido
Uno de sus sueños ya se cumplió. “Sacar a un chico de divisiones menores, formarlo, llevarlo a la Selección, que este chico vaya a jugar a Europa y que sea la figura en el equipo donde esté, él se llama Felipe Caicedo”, manifiesta.
El Jechu fue el entrenador de Felipao desde que estuvo en Rocafuerte Fútbol Club desde 1999 hasta el 2008, año en que viajó a Europa. Fue director técnico del mencionado club durante ocho años, estuvo como ayudante técnico de la selección nacional de fútbol sub-16, 18 y 20. La vida de todo jugador requiere de sacrificios, “tener una buena alimentación, descanso y dejar ciertas cosas que nos gustan”, comenta.
Ahora quiere culminar sus estudios y dirigir algún equipo para “llevarlo a conseguir cosas grandes”, puntualiza.
Nota: Tema también publicado en Viva Alborada
Foto: Martín Herrera, El Universo
Nota: Tema también publicado en Viva Alborada
Foto: Martín Herrera, El Universo
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