El carnaval del 2000
Tenía trece años, era muchacho y más pasaba en la calle jugando con mis amigos que en la casa ayudando a mi mamá o arreglando mi cuarto. Justo en estas fechas previas y durante al carnaval me acordé de la mejor etapa infantil de mi vida, el carnaval del 2000. Con mis amigos del barrio, Andrés, Elías, Abraham, Danny, José Antonio, Christian, Diego y Daniel, era casi un ritual convocarnos a las tres o cuatro de la tarde para pelotear. Pero para estas épocas previas al carnaval lo que hacíamos era llenar con agua los globos de colores marca Payaso y mojar a quien se nos cruzara por nuestro camino. Empleadas domésticas, albañiles, niños, niñas, señoras y señores y hasta los parabrisas de los vehículos eran nuestras víctimas de nuestra 'malicia infantil'. Y digo malicia no precisamente porque fuéramos malos, sino simplemente porque queríamos sentir esa adrenalina de divertirnos y ser felices. Nuestra trinchera era la terraza de mi pana Danny. Desde allá inflábamos los globos, los c