La Laguna de Quilotoa y su hipnotizante color verde

Por: Kaybett Ayala

Quito - Ecuador

Todo comenzó un miércoles por la tarde, aburridos por las vacaciones entre un grupo de amigos propusimos la idea de hacer un viaje grupal, entre tantos destinos por elegir optamos por ir a la Laguna del Quilotoa ubicada en la provincia de Cotopaxi, en Ecuador. La aventura empezó a las 06:00 en el Terminal de Quitumbe (Quito), compramos los pasajes para Latacunga y nos embarcamos en el bus cinco minutos después. 

La Laguna de Quilotoa es en realidad un volcán cuyo cráter está lleno de agua. Los minerales disueltos que contiene en los aproximadamente 300 metros de profundidad, han dado una tonalidad verdosa. Este lugar es muy concurrido por los turistas nacionales e internacionales. 

Luego de una hora y media de viaje llegamos a la cuidad de Latacunga. Para acercarnos más a nuestro destino teníamos que llegar al pueblito de Zumbahua, pero el bus que nos tenía que llevar no salía sino hasta las 11:00 lo cual nos retrasaba mucho de acuerdo a lo planeado, entonces nuestro espíritu aventurero nos dirigió a otro bus que nos dejaba cerca de aquel pueblo. 

El viaje hasta Zumbahua duró otra media hora más. Llegando allá no había transporte que nos lleve  a la laguna, no sabíamos qué hacer hasta que un lugareño se nos acercó a preguntarnos a dónde íbamos. Después de conversar con él, se ofreció a llevarnos hacia la Laguna así que nos embarcamos en su auto y en quince minutos ya estábamos en la gran Laguna del Quilotoa. 

El ingreso cuesta $2 para turistas nacionales. Luego de registrarnos ingresamos, para nuestra suerte no estaba haciendo mucho frío así que eso facilitó aclimatarnos rápido. 

La entrada a la laguna se parece como el fondo de una cañón, luego de atravesar ese tramo nos encontramos con una magnífica vista de la Laguna del Quilotoa. La sensación al ver tal maravilla es indescriptible, el agua es de un color verde hipnotizante y está ubicada dentro del cráter del volcán Quilotoa nos dan una imagen increíble de lo que la madre naturaleza nos puede ofrecer.

El descenso hacia la orilla de la laguna nos tomó 40 minutos, al llegar abajo un mirador natural nos ofreció una vista espectacular del cráter y la laguna, el silencio y la tranquilidad que se percibe cautiva a cualquiera. Nos sentamos en la orilla cada uno perdido en sus pensamientos, personalmente logré percibir la magia que la laguna ofrecía y casi no podía pensar en nada, sólo observaba.

Almorzamos en los alrededores hay pequeñas cabañas y mesas rústicas con vista a la laguna dónde nos sentamos a comer. Luego de descansar y tomar fuerzas para el ascenso, decidimos cortar camino por una montaña,  pero nos estaba llevando mucho tiempo que ir por el camino establecido así que después de subir un buen tramo decidimos incorporarnos al camino. Nos llevó casi dos horas llegar  dónde iniciamos y tuvimos suerte porque empezó a llover enseguida. 

Nos refugiamos en el mercado artesanal de la zona. Allí habían recuerdos, gorros, guantes, etc. Luego de que la lluvia cesara decidimos salir a buscar a alguien que nos lleve de nuevo al pueblo. Un señor con su camioneta se ofreció y sin pensarlo dos veces, nos subimos. Llegamos a Zumbahua y enseguida tomamos el bus hacia Latacunga y luego otro, para regresar a Quito.

Kaybett se fotografió con este hemoso paisaje del volcán Quilotoa.

Esta fue una experiencia maravillosa, yo no soy ecuatoriana (soy de Perú), pero me he enamorado tanto del Ecuador que aprovecho cada oportunidad que se me presenta para conocer todas las maravillas que ofrece este increíble país. Les aseguro que con ver las fotos no basta, vivirlo en persona, no tiene comparación.

Fotos: Kaybett Ayala