Adiós etapa universitaria

Fue un lunes 14 de febrero del 2005 cuando ingresé al pre universitario de Comunicación Social de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Luego de haber decidido bien lo que sería en un futuro, me arriesgué a estudiar Periodismo. Estaba en el limbo de la confusión y la desorientación sobre qué estudiar, y la elección fue la correcta.

Éramos cerca de 30 estudiantes quienes con la ilusión de ser profesionales fuimos avanzando cada semana de clases que parecían una eternidad. Aún me acuerdo cuando no hablaba, era mudo, era tímido, era un antisocial, algunos compañeros pueden dar fe de aquello; pues mi actitud era quizás normal por ser el primer día del pre donde no se conoce a nadie. Compañeros fueron y vinieron, algunos se retiraron en tan solo al primer paso que dieron. Otros continuaron, algunos que mucho de ustedes conocen, fueron arrastrando materias durante varios años. Sin embargo, lo que más me llena de satisfacción es que con pasos lentos pero seguros, se puede llegar a la meta.

Terminé mi primer año como me lo esperaba, solo con un pequeño inconveniente, pues me había perdido la materia de Teoría 2 (Teorías de la Comunicación) con Héctor Chiriboga, profesor de la cátedra. Luego decidí interrumpir un año de estudios para "curiosear" el mundo misionero y así fue, durante el 2006 hice un año entero de misiones. Estuve la mayor parte del año en Mindo, una parroquia al noroccidente de Quito y los dos últimos meses en Catamayo, provincia de Loja.

Fue una experiencia inolvidable, regresé renovado espiritualmente a Guayaquil, mucho más maduro y con una visión de la vida, diferente. Pero sin embargo, tenía muchos miedos. A mis compañeros, a los nuevos compañeros, a los profesores, a mi familia, etc. Es que me veían como bicho raro cuando llegué y algunos de mis amigos me preguntaban asombrados: "¿no dizque te ibas hacer sacerdote?", simplemente me les reía.

En el 2007, retorné a la Universidad para continuar con mis estudios, me embalé. Tomé 9 materias en tercer ciclo, un verdadero desafío para mí. Las pasé toditas. Cuarto, Quinto, Sexto... ni decir. Vendría el 2009, el año más bacan y chévere de toda la Carrera, el año de prácticas. Sentía que todo se iba dando como me lo esperaba, hasta este momento todo había sido un éxito, estaba orgulloso de mi mismo. Durante el año de prácticas conocí los medios, me hice pana de los colegas, estaba en todas viendo el desenvolvimiento periodístico, en fin, me sentía un periodista más y no un simple practicante.


Vendría un año clave y exitoso, el 2010. Antes de terminar la U quería dejar una huella en la Facultad y en mis compañeros, me arriesgué a lanzarme como candidato a presidente de la Asociación de Estudiantes por Filosofía Integración. Quizá esta decisión fue un poco controversial, pues nadie se imaginó que Héctor Pérez Name estaba inmiscuido en la política universitaria, siendo opositor a su propio primo, Abraham Bedrán que en ese entonces estaba para candidato a presidente de la Federación de Estudiantes. A pesar del desprestigio que muchos de mis "amigos" comentaban y publicaban, mi imagen nunca se deterioró, todos me conocían y de hecho ganamos. Fue un año lleno de emociones, a más de haber vivido esa excelente experiencia, se suma también el avance del proyecto de tesis y el estar laborando en un medio de comunicación de prestigio y trayectoria como El Universo. Más logros se añadían a mi lista de objetivos.

Ahora, a tan solo un día de haber rendido todos los exámenes finales, los últimos de mi Carrera, me siento satisfecho por todo el esfuerzo que le puse a cada ciclo. Nunca estudié porque no me gustaba (tampoco me dediqué a la copia), presté atención a lo que decían los profesores, leía las copias, tomaba apuntes y yo "estudiaba" de mis propias anotaciones, yo mismo me entendía. Era la única forma de entender y aprender.

Ayer lunes, me invadió una profunda nostalgia al terminar una etapa más en mi vida, la universitaria. Veía a mis compañeros de cursos inferiores, conversé con ellos, me pedían consejos, me pedían que los asesore con qué profesores coger y con cuales no, me preguntaban si la carrera era difícil o fácil y a cada respuesta que les daba siempre decían: "Cómo quisiera ya estar como tú, terminando la carrera", con un brillo de ilusión en sus miradas. Y yo les resumía todo en un solo consejo: "Si te gusta la carrera, las cosas se te harán fáciles, hay materias que requieren mucha atención y responsabilidad, nada es difícil, uno mismo piensa que las cosas son difíciles, cuando en realidad eres tú mismo el que debes proponerte a pasar cada materia y seguir avanzando". Palabras sinceras de agradecimiento, estima y consideración fue lo que recibí por parte de ellos y ellas.

Cada palabra que mis compañeros menores me daban, eran como vitaminas, me motivaban más a seguir adelante. Pude concluir que durante toda esta etapa universitaria, más que haber conseguido un título académico o haber terminado los 10 ciclos, he ganado varias monedas de oro llamadas amigos... Ahora, me tocará ahorrar.

Chao U!

Comentarios

  1. Ya te he de ver como profesor de Teoría dos! (Bienvenido de nuevo a la U! ) :) jeje
    Gran experiencia! Ahora disfruta la que se viene! :)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Bim Bam Bum: ¿Una ciudadela fantasma?

Desnudando la noticia: ¿Periodismo o erotismo?

¿Son válidos por la Senescyt los títulos de maestrías on-line de universidades extranjeras?