Amor clandestino

Son las 10:00, Miguel no sabe qué hacer. Se le vienen un montón de ideas vagas por la cabeza para tratar de arriesgarse y expresar un sentimiento oculto que mantiene con una compañera del trabajo. A él le gusta, a ella también, ambos se gustan; pero ninguno de los dos da el primer paso. Los dos se ahogan en un vaso de agua, esa relación que parecería fácil la hacen difícil.

Los dos acudieron a una conferencia, están juntos, se sentaron juntos. Sin embargo, Miguel no disimula y cuando está con ella, agacha la mirada, parecería ser que le tuviera miedo a Mónica. Le sudan las manos, le empieza a temblar el labio inferior, él se muerde el labio para intentar disimular  un poco el ataque de nervios que le acaba de llegar. Y mata ese nerviosismo atendiendo al conferencista, pero sin tener la más mínima idea de lo que está hablando.

Mónica en cambio parecería ser que estuviera muy enojada, pero no, ella es así; seria, estricta, mandona, pero en el fondo de su corazón existe un poco de miel. Lo mira a Miguel y le vira los ojos. Ella espera que él de el primer paso, pero como van las cosas el chico nunca lo dará.

Han pasado ya dos horas, se alistan a un coffe break. Miguel se sirve un café puro mientras que Mónica solo agarró un vaso con jugo de limón. Tan nervioso estaba el muchacho que sin querer queriendo tropieza y riega el café sobre el hermoso mantel blanco que habían colocado en la sala de espera. Todos los presentes lo insultan con la mirada como diciéndole: "torpe", "qué bruto", "gil"...

Miguel se acerca con timidez y le sonríe a Mónica, él quiere inicar una conversación. Ella en cambio le presta más atención a su BlackBerry, al facebook y al twitter, menos al muchacho.

- Está muy interesante la conferencia, no?, comenta Miguel.
- Ahh?, sí..., expresa parcamente Mónica.
- Ya todos están entrando, vámos..., replica el chico.
- Mmm... no, prefiero quedarme acá afuera, allá hace mucho frío.
- ¿Deseas un café?
- Ja!, para que lo rieges y quedes nuevamente en ridículo?
- No, no, me tropecé con el mantel que estaba muy largo, fue un pequeño accidente nada más. ¿Quieres?
- Está bien, pero ten cuidado. Mira bien donde pisas.
- (Miguel se sonríe y le guiña el ojo) Tranquila, le dice.

Miguel había dado un paso muy pequeño pero importante. Logró conversar un poco con Mónica, ella le aceptó el café y logró coquetearle con una sonrisa y un guiño de ojo, ¡Bingo!.

- Ten, cuidado te quemas, le advierte Miguel.
- Oh, muchas gracias.
- ¿Y qué piensas hacer esta noche?
- Nada, me siento muy cansada, iré a dormir.
- Pero salgamos a conocer un poco la ciudad, vamos caminemos por las tradicionales calles de Medellín, qué dices?
- No, puede ser peligroso, prefiero quedarme en mi habitación nomás.
- Ven, no seas aburrida. Regresamos temprano.
- Ok, yo te aviso.

(Los dos se quedaron profundamente dormidos, obvio, cada uno en su habitación)

Cuando Miguel se dió cuenta de la hora y de que se había quedado dormido para su cita pensó que Mónica lo iría a recriminar por haberla dejado "plantada". Eran las 21:00, todos los compañeros del trabajo ya dormían en sus habitaciones. La luz del cuarto de Mónica aún estaba encendida. Miguel aprovechó y fue a tocarle la puerta. La chica nunca salió.



Triste y acongojado, se fue a la gran sala del hotel donde había un enorme balcón donde pudo presenciar una hermosa vista de Medellín nocturno. Enciende un cigarrillo y se puso a fumar, pasaron horas y Miguel seguía ahí sentado en un puff fumando y admirando la belleza de esa ciudad colombiana. De pronto escucha voces, risas y pasos en los pasillos del piso donde estaban hospedados. Miguel pensó que eran sus superiores por lo que decidió esconderse entre las cortinas, pero se llevó la sorpresa y desilusión más grande de su vida.

Mónica acababa de llegar con un compañero de otra área de la empresa. Ellos habían salido a dar un paseo, la chica lo había dejado plantado a Miguel. ¿Qué pasó? ¿Por qué lo traicionó si se supone que ambos se gustaban?...

Simple, ella prefirió al más astuto, al que siempre la molestaba por su BlackBerry Messenger, al que nunca la trató como a alguien especial, sino como a una mejor amiga.

El mundo se le vino encima a Miguel. Desde aquel momento, todas esas ilusiones, fantasías y anhelos lo intentaba diluir con cigarrillos y más cigarrillos.

El tiempo pasó y Miguel sigue guardando un fuerte grito lleno de sentimiento y cariño que quiere escapar pronto de su corazón, pero lo seguirá manteniendo en cautiverio hasta que logre olvidarse completamente de aquella chica del cual se ilusionó. 


Mónica, en cambio, continúa con su amor clandestino sin que nadie de la empresa se entere.



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