Cuando el poder está en tus manos
Estoy a punto de encender mi grabadora de voz. El entrevistado es el gerente de una entidad que se encarga de llevar las cifras y estadísticas de seguridad en la ciudad. Estamos en su oficina ubicada en el centro de la urbe, se sienta frente de mi, viste terno negro, camisa blanca y corbana azul a rayas. Se acomoda sus lentes, se acomoda en su asiento, mira unos archivos en su laptop, respira hondo. Parece ser que está nervioso, se voltea y me mira a los ojos, se frota las manos, no sabe cómo ubicarse. Le digo: "ok, empecemos" y enciendo mi grabadora. Tartamudeando me dice: "primero déjeme comentarle antes de que me grabe por favor" a lo que le respondí: "pero ahorremos tiempo, mientras me explica le grabo para que no vuelva a repetirme todo, creo que no habría problema por eso, o si?". Suspira y me responde: "esta bien empecemos, pero por favor no vaya a poner titulares alarmistas, no sean exagerados". Ni si quiera me había comentado nada de lo