Ricardo Espinel: 'El rock me salvó la vida'

Ricardo y su tatuaje que se realizó en el 2009.

Mencionar a Ricardo Espinel es dirigirse inmediatamente a la música, al rock y al programa online Escenario Rock.

Desde hace tres años creó este espacio musical que actualmente da cabida y brinda la oportunidad a cientos de bandas musicales a nivel nacional para que se den a conocer; además, ha organizado varios eventos relacionados con diversos subgéneros del rock.



En el 2009, la amargura y tristeza golpearon su vida pero también lo llevó al éxito.

“Fue uno de los momentos más duros de mi vida, porque la persona con la que me iba a casar de un momento a otro me dijo que ya no se iba a casar conmigo y en el mismo día falleció mi abuelita (Tereza Zavala), todo ocurrió en menos de tres horas. Ese día perdí a los dos amores de mi vida”, comenta con tono nostálgico.

Añade que pese a ese golpe duro que le dio la vida supo manejar positivamente esa situación. “Lo normal era volverme loco, mandar todo al diablo, recaer (Ricardo lleva 10 años en recuperación sin drogarse ni beber alcohol), o sencillamente tomarme un trago o meterme un porro, pero me metí en lo espiritual, en lo que yo creo, que es Dios, y decidí meterme en lo que más me gusta, el rock”.

A partir de ese momento, sus penas se bloquearon y decidió crear Escenario Rock. “Por eso solo el rock te salva”, confiesa mientras se levanta la manga de su camiseta negra con el logo de la radio y muestra su tatuaje en el brazo derecho que se realizó en el 2009.

A los 12 años tuvo su primera banda llamada Metal Cross, él tocaba el bajo y duró solo tres años. Luego tuvo otro grupo denominado Escala.

Los 5tos. de la Alborada
Ricardo Espinel tiene 40 años y reside en la primera etapa de la Alborada desde los 2 años. “Fuimos la quinta familia en ir a vivir a la primera etapa, vivimos ahí hasta los cinco años y luego nos fuimos a vivir a Portoviejo, porque la familia de mi papá es de allá y regresamos nuevamente a la ciudadela cuando tenía 15”, evoca.

Ricardo considera su barrio como “una ciudad dentro de otra ciudad”, no solo por la cantidad de habitantes, sino “porque tenemos otra forma de hablar, de conducirnos y de vivir, el que vive en la Alborada, se va al sur, se queda un rato y regresa al norte o mira a cualquier punto y tiene a su alrededor centros comerciales y no necesitas irte a otro lado”, manifiesta.

Agrega también que esta ciudadela “tiene un mismo concepto que una ciudad, la gente se va a la playa o a la sierra para cambiar de ambiente, acá la gente hace lo mismo”.

En Phonk Studios conduciendo su programa.

De hecho la mayor parte de la programación de Escenario Rock, que comienza desde las 10:00 y termina a las 03:00, la realiza desde su casa en la primera etapa de la Alborada, mientras que las entrevistas a los artistas o bandas las hace en Phonk Studios, en la duodécima etapa de la misma ciudadela.

Una de las ventajas que tiene de ser jefe de su propia radio y de tenerla en su propia casa, es: “Nunca llego tarde al trabajo”, bromea Ricardo y agrega que no es tan sencillo como parece. “Mi casa es una oficina y tenemos que formalizar ese aspecto, entonces estoy adecuando e invirtiendo más en mi propia casa”, comenta.

Le gusta el cine y pasar con su familia y amigos. Le gusta viajar e ir a la playa y se considera un barcelonista “a muerte”. Joaquín Sabina es su cantante favorito por el significado de sus letras y su banda predilecta es Iron Maiden y una de sus influencias musicales es el bajista de esa agrupación de heavy metal, Steve Harris, a quien considera como “uno de los mejores bajistas”.

Desde su óptica ve a las nuevas agrupaciones nacionales con mucho talento, “y esos grupos están mejorando sus productos porque tienen a Escenario Rock como un medio que los toma en cuenta”.

Posee el cabello largo, sinónimo de rebeldía y libertad y para demostrar que con ese estilo también se puede llegar a cargos tan altos sin la necesidad de tener el pelo corto o de vestir con terno y corbata.

Fotos: Víctor Serrano - El Universo
Texto: Héctor Pérez Name
Nota: Texto también publicado en Viva Alborada