Lluvia y tráfico caotizan a Guayaquil
La Alborada se inundó. |
Las autoridades apuntan que es por la marea alta del río Guayas, otros indican que es por la falta de alcantarillado en los sectores populares y la otra es culpa de la ciudadanía. Este último motivo se debe a que las personas arrojan basura en las calles, sacan fuera del horario establecido sus fundas de desperdicios que con la cantidad de perros callejeros, rompen las fundas y todos los desechos quedan desparramados por las calles.
¿De quién es la culpa?, me atrevo a decir que todos. Desde las autoridades municipales porque no logran aún completar el 100% del alcantarillado prometido en las zonas marginales y vulnerables de la ciudad. Debería fijarse como un delito el que se arroje basura a la calle, esto ya no puede seguir más. En pleno siglo XXI, en plena era moderna y la gente guayaquileña y afuereña que reside en la ciudad no logra culturizarse y convivir limpiamente y acorde a una ciudad que cada día evoluciona más en infraestructura pero no progresa en los buenos modales y buen vivir.
Personas hacen malabares para caminar por las calles inundadas |
Todos los años ocurre lo mismo y sin embargo nadie es capaz de buscar una rápida solución. ¡Ineficiencia administrativa!. Así calificaría a las autoridades competentes el resultado de todos estos desastres que suceden en cada invierno.
Tráfico sin solución
Las horas picos en Guayaquil se han convertido en las 'horas infernales' para conductores y peatones. Es imposible ya poder circular por las avenidas principales y peor aún por las calles secundarias.
Tráfico a toda hora en la av. Plaza Dañín y Francisco de Orellana. |
A toda hora y en cada sector hay tráfico, ¿el motivo?, la NO eliminación de las líneas de buses obsoletas o que ha sido reemplazadas por el sistema de la Metrovía. ¿De qué sirve que exista Metrovía si por las calles paralelas circulan buses?. El panorama continuará igual, a esto se suma la mala sincronización de los semáforos que no dan prioridad a las vías principales de manera contínua; es decir, si en una cuadra existe luz verde las demás deben también estar en verde, pero acá ocurre lo contrario, en cada cuadra hay intercambios de luces, en una hay roja, la siguiente verde y así, lo que provoca que el tránsito no tenga fluidez.
Si a esto también sumamos a los irrespetuosos del volante, me refiero a los buseteros, que no respetan los carriles que les corresponden y rebasan cual carrera de Fórmula Uno y sin importar la vida de cada uno de sus clientes, los pasajeros.
Viajar en Metrovía se ha convertido en una odisea para muchos. |
El pulso diario en Guayaquil cada vez está más acelerado y estresado, nos hace daño, nos vuelve agresivos y nos sentimos impotentes. Que las autoridades no se hagan los ciegos y logren ejecutar pronto un plan de emergencia que pueda solucionar estos dos conflictos.
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