Silvia Lok es la estrella de los cangrejos chinos
¿Quién no ha probado los cangrejos chinos a la cantonesa?, ese plato que tiene un sabor picante y que es capaz de hacer agua la boca de muchos comensales.
Silvia Lok Chan prepara estos deliciosos crustáceos con este estilo desde hace años en su domicilio en La Garzota, pero no pensó que esta especialidad que cocinaba solamente en reuniones familiares, llegaría a ser un boom en el sector, desde hace dos años cuando empezó a venderlos.
Cuenta que nació en China Popular, en pleno comunismo (1959). A los 4 años logró salir de su país para vivir hasta los 10 con su abuela, en Macao. “Luego viví seis años en Hong Kong, donde mi mamá, y a los 16 años me vine a Ecuador donde un tío que tenía un negocio de bazar y ferretería en Babahoyo. Me creo más ecuatoriana que china”, dice Silvia, con el característico acento oriental.
Cuando vino a nuestro país veía a toda la gente muy rara, “todos me parecían que eran iguales, con una narizota y unos ojazos, y allá todos somos ojos chiquitos y nariz ñata, pero no los podía diferenciar”.
Los primeros tres años lloraba de nostalgia al ver que en Ecuador existían casas y edificios pequeños en comparación con los rascacielos de Hong Kong. “Allá era una isla bien concentrada de edificios donde el comercio se compara con el de Nueva York, acá no había pasos a desniveles, entonces ¿cómo no voy a llorar?”, manifiesta.
Su mayor dificultad fue aprender el español. Cuando llegó solamente se dedicó a escuchar y a tratar de aprender las palabras básicas para poder comunicarse.
Su llegada a Ecuador no estaba en sus planes, “yo ni siquiera sabía que me iban a mandar acá”, dice, pero luego comprendió que era para estar toda la familia reunida en un solo país. “Ya cuando estábamos acá, enviamos una solicitud para pedir a mi padre (Lok Yuk Lam) y vino y vivió más de veinte años y falleció aquí en Ecuador, por eso quiero tanto a este país porque es muy amigable y pude traer a mi familia”, manifiesta.
Aclara que los chinos colocan primero su apellido materno y luego sus dos nombres, “por eso es que los chinos que han crecido aquí tienen como apellido su nombre y no realmente su apellido”.
Su vida en Ecuador
Silvia, de 54 años, tiene ya 38 en este país. Aquí conoció a su actual esposo, el guayaquileño Patricio Filella, con quien lleva 33 años de casada y cuatro hijos: Patricio (32), Andrés (26), Kevin (23) y Daniel (20). “Una de mis mayores alegrías son mis hijos. Fue una satisfacción y una bendición”.
Vive en La Garzota desde hace diez años y en su domicilio improvisó su negocio de venta de cangrejos chinos y costillas a la cantonesa desde hace dos. “Mis hijos siempre me decían, en las reuniones que tenían con sus amigos, que prepare los cangrejos chinos, pero eso es bien laborioso”, recuerda.
No quiere revelar cuál es el toque secreto de la receta que muchos desearían conocer, sin embargo dice: “Mis cangrejos tienen un sabor picantito, los preparo con tausí, que es el frejol negro, ajo y tariyaki”.
Asegura que le ha revelado exclusivamente a sus hijos la receta de los cangrejos chinos. “Si yo me muero, ellos ya saben la fórmula y pueden seguir en el negocio”, manifiesta en son de broma.
En su menú ha agregado otras variedades como las costillas a la cantonesa, el arroz con cangrejo y las croquetas de camarón.
El empujón mediático se lo dio su hijo Patricio, quien se encarga de promocionar los platos de Silvia a través de las redes sociales y en su página web.
“Aquí vienen personas de Quito, Cuenca y de otras partes a comer los cangrejos chinos y cuando me ven se sorprenden y emocionan porque me han visto en redes sociales”, expresa Silvia conmovida.
Recuerda cuando en una ocasión la invitaron a comer cangrejos criollos en la casa de una amiga. Ese día le habían servido una porción de arroz, maduro, salsa y los cangrejos. “Yo me sorprendí porque solamente sirvieron eso y nosotros los chinos tenemos por costumbre servir varios platos para que puedan picar y servirse”, relata entre risas y aún sorprendida.
Es fiel a ciertas costumbres orientales como encender tres inciensos frente a una foto de su papá, “esto lo hago para mantener viva la memoria de mi padre”, dice.
Silvia dice vivir tranquila y contenta en La Garzota por ser un sector estratégico.
Nota: Texto también publicado en Viva Alborada
Foto: Carlos Barros
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