'El caballero del ritmo' no para de cantar
Más de 40 cuadros con fotografías de sus presentaciones y recortes de periódicos cuelgan en las paredes de la oficina de Juan Cavero Robles, en su domicilio, en Las Riberas.
Una gigantografía suya con esmoquin cubre casi una pared. Cada vez que Juan habla de su trayectoria musical se inspira, sus ojos de color celeste claro parecen iluminarse y trasladarse a sus años mozos, cuando con su impresionante y limpia voz cantaba boleros y música tropical.
Cavero, de 79 años, explica orgullosamente cada cuadro, en qué año fue, el lugar y de cada uno de ellos destaca una anécdota. Da la impresión de que esas imágenes evocan un pasado reciente.
Estuvo becado en una escuela de los hermanos salesianos, en El Callao (Perú), ya que su abuelo, Francisco Robles, donó unos terrenos que tenía en el conocido Barrio del Centenario y donde se edificó el actual colegio Cristóbal Colón. “Los curitas salesianos, en agradecimiento a mi abuelo, acordaron que los hijos y los nietos estudiaran becados en cualquier institución salesiana, ya sea en Ecuador o en cualquier país”, cuenta orgulloso.
A los 7 años integró el coro de la escuela y cantaba temas religiosos en latín. Cuando cumplió 17 años vino a Guayaquil y fue a vivir con su tío Pedro Robles Chambers; el primer amigo que tuvo en la ciudad fue su primo hermano, Rafael Coronel Robles, con quien suele frecuentarse muy a menudo.
Trayectoria musical
La estadounidense Nadina Foster Davis fue su maestra de canto en el conservatorio de música Antonio Neumane.
En 1956, a los 22 años, ya cantaba profesionalmente y lo hizo en radio Excelsior, en el programa ‘Nocturnales románticos’ junto a Curro Silva y su conjunto. “Debuté con la canción Romance bajo la luna, estaba un poco nervioso, pero me pude controlar”, confiesa.
En 1963 formó su propio conjunto musical. La fama de Juan Cavero se hacía presente en cumpleaños, quinceañeras, matrimonios, fiestas estudiantiles. Dice haber tocado en casi todos los colegios de Guayaquil. “Tenía muchas fans, claro que en ese tiempo yo tenía otra pinta, obviamente, pero pude controlar esa fama”, expresa entre risas el Caballero del Ritmo, como se lo conoce artísticamente.
Su talento musical le ha permitido cantar en Estados Unidos, Puerto Rico y Panamá. En 1968 incluso tuvo oportunidad de alternar shows con la orquesta de la Sonora Matancera.
Cavero ha grabado 20 discos LP, 15 CD y tres discos de oro ganados en 1965, 1967 y 1968. “En el 66 me ganaron Los Brillantes, en esa época competíamos entre agrupaciones, pero lo hacíamos sanamente”, manifiesta.
Se confiesa hincha del conjunto eléctrico, motivo por el que en 1965 compuso el tema La canción del Emelec, como homenaje al título de campeón que consiguió ese año. Pero su afinidad por el Ballet Azul no fue impedimento para también hacerle una canción a Barcelona, Camisetas amarillas, en 1970, cuando el ídolo quedó campeón.
Hace poco grabó el disco Esta es mi tierra con música ecuatoriana que incluye temas como Guayaquil de mis amores, Romance de mi destino, entre otros. “No hubiera podido morir tranquilo sin haber cantado música nacional”, manifiesta.
Vive en Samborondón
Fue uno de los primeros habitantes de la ciudadela Las Riberas. Tiene 19 años de residir en esa urbanización junto a su esposa, Piedad Rendón, con quien lleva 52 años de casados. “Estoy al frente de dos grandes centros comerciales, más allá tengo una clínica, al lado tengo restaurantes para comer, tengo gasolineras cerca... ¡Tengo de todo!, no me puedo quejar”, expresa.
Antes de la entrevista, Juan Cavero interpretó El milagro de tus ojos, con el que abre y cierra sus shows y con el que enamoró a su esposa el 30 de octubre de 1960, día de su cumpleaños, cuando le dedicó esta canción en plena avenida 9 de Octubre para declararle su amor.
Su voz, sus dotes de artista y sus pasos de baile aún logran caracterizar a este Caballero del Ritmo, quien afirma que cantará hasta el día en que se muera.
Nota: Texto publicado en Viva Samborondón
Fotos: Carlos Donoso - El Universo
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