El enigma de la Clínica Urdesa

¿Sabían que por la década del 70 Urdesa tenía su propia clínica? Así es, y se llamó como su propia cuidadela, pero al igual que las otras publicaciones de casas misteriosas, nadie sabe con exactitud en qué año dejó de funcionar y sus motivos del cierre. Sin embargo, mi compañera de la redacción, Tatiana Landín ayudó a recavar información acerca de la olvidada clínica que aún permanece en las calles Bálsamos y calle Única en Urdesa central; y que pertenecía al Dr. José Ramírez Dueñas (+).

Su fachada está descuidada, sin pintar. Aún conserva los azulejos blancos que poseía desde sus inicios. Pero sus ventanas permanecen cerradas, algunas de ellas con tablas o telas, sin que un rayo de luz pueda penetrar en su interior. Desde afuera también se observan los aires acondicionados que obviamente dejaron de funcionar. Ingresamos el pasado jueves 17 de febrero de este mismo año, por la puerta principal, ya que mi compañera tenía las llaves ya que ella era la sobrina nieta del recordado Dr. Ramírez.

Estaba soleado, eran aproximadamente las 9h30. Los primeros rayos de luz solar ingresaban en el interior de la recordada clínica. Piso con polvo, a la entrada había un viejo escritorio de madera y sobre él un poco de planillas de agua, luz, teléfono de los años 90 y de hace dos años. El interior consistía en un pequeño ambiente donde funcionaba la sala de Información. A mano derecha era el despacho del Dr. Ramírez Dueñas. Hacia el lado izquierdo empezaban las habitaciones que continuaban por un largo corredor oscuro y misterioso.

Agarramos un viejo palo de escoba que se encontraba ahí para tenerlo como arma para defendernos de algún vagabundo o pandillero que se encontrara dentro. Con cámara de foto en mano cuyo flash funcionaba como linterna en cuestiones de segundos (solo cuando se disparaba) podíamos seguir la ruta hacia el interior de la clínica.

Cuarto por cuarto íbamos ingresando, cada uno de ellos tenía su propio baño. En algunos se veían viejas y obsoletas camillas médicas, en otros lámparas, aires acondicionados, puertas apolilladas, sillas con madera podrida, tela arañas; y al final del pasillo donde aparentemente quedaba la sala de cirugías, aún se podía observar un aparador con un viejo teléfono de los antiguos.

Entramos al quirófano y la clínica aún conservaba la lámpara de cirugías, unas vitrinas, unas sillas destruidas, viejos libros de medicina. Estaba totalmente oscuro solo una vieja ventana abierta permitía el ingreso de la luz solar, nos ayudábamos también con la luz del flash de la cámara para observar lo que había adentro. La sensación de que alguien se nos aparezca en plena oscuridad nos hizo entrar en pánico y desistir para correr hacia la puerta por donde ingresamos.

Pero nos entró la curiosidad de subir al primer piso. Arriba estaba mucho más iluminado por las enormes ventanas que la clínica tiene. Mucha basura, en una de las habitaciones había un montón de libros de medicina en inglés. Algunas paredes también habían escritos en inglés, según Tatiana, su bisabuelo dictaba clases de ese idioma a personas de aquí y también a extranjeros. El techo estaba podrido, algunas planchas de yeso estaban caídas, había demasiado polvo y preferimos bajar y salir. Habíamos conocido una casa más de esas donde se cuentan leyendas e historias urbanas.

El tío de Tati, el señor Roberto Ramírez, hijo de 'bello Ramírez' como también se lo conocía al doctor por su elegancia al vestir y su aspecto agradable, contó que la clínica se la había creado para servir a la comunidad urdesina y guayaquileña. "Aquí se realizaban cirugías, atención médica y atención al público en general". También relata que fundó la clínica Urdesa que sirvió como aula de clases para enseñar francés, alemán, inglés y cultura general.

Actualmente esa propiedad se encuentra a la venta. Se dicen muchas historias creadas por las propias personas. Muchas de esas habladurías urbanas dicen que en dicha clínica se practicaban abortos que en ese entonces, someterse a una era muy doloroso por las técnicas manuales que se aplicaban y que por esa razón fue clausurada. Otras, relatan que ahí murieron varias personas por negligencia médica pero una de la que más se acerca a la realidad indica que quebró por falta de recursos y por los elevados costos de los equipos médicos y tecnológicos que para esa época, la clínica necesitaba modernización.