Redes de las ligas menores
Esteban Díaz / @narcoticus
Estudiante de Comunicación Social
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil
Entre Hurtado y los Ríos me encuentro transitando, es un día de mucho sol y de poca brisa.
Se me había ocurrido la idea de comer una ensalada de frutas en la piscina de la Fede Guayas.
Con el sol pegándome en la cara más mi disminuida vista de ciclope travieso me convierte en un ser vulnerable ante cualquier tipo de atentado callejero… por eso muchas veces me verán con una cara de enojado.
Cruzo la calle y por fin encuentro algo de sombra de los pocos árboles que hay en este conglomerado urbano… mi visión se hace potente y se expande… mis oídos disminuyen su instinto alerta de alerta al 50 % (como cuando uno le baja el volumen mentalmente a la tele para solo concentrarse en las imágenes)
Se oyen unos gritos y en cámara lenta veo un ser que es perseguido doblando la esquina dirigiéndose a mi… “yo no fui, yo no fui” grita desesperado y veo a unos agentes correr detrás de él… yo intento cruzar la calle (puesto que dije entre mi) “si disparan contra este individuo lo más probable es que me den un balazo a mi” ya sé como son las persecuciones y como terminan y me abro pero al mismo tiempo me regreso… y lo espero, digo entre mi “lo voy a sonar de un patazo cuando este pase y lo desbarato al piso….” Me disponía a patearlo y veo que era un niño negro bañado en lagrimas, asustado de once años aproximadamente, gritando yo no fui… me quedo pasmado (no le puedo pegar a un niño e intento agarrarlo)… y como cuando uno agarra un pez en el mar, escapa… no sé cómo reaccionar, y no muy lejos lo agarran en la esquina y lo someten a toletazos (una tunda que el ya se la esperaba de parte de unos seres que tal vez lo traten mejor que sus padres quienes lo criaron para el arte de robar y sufrir en esta vida)
La tunda ya la venia venir si no eran los pacos era su madre o su padre quien lo vigilaba a el y a su hermano (que huyó) 2 cuadras abajo, me pude percatar del susodicho ya que al seguir transitando un hombre de tez negra observaba la acción con una mirada distinta, no con burlas ni con odio, simplemente con algo que me hizo intuir que este era cómplice del bando, así no sea el padre este tenía algo que ver en la captura del niño… el tipo tenía la cara y las facciones de drogadicto mirada perdida, escuálido, mal cuidado, labios resecos, y caminaba como un estúpido (como si estuviera en las nubes) pero no muy obvio solo para los que conocen los estados alucinógenos de una persona adicta, se percató que lo miré y se fue, yo dije y creí que a lo mejor vio que yo casi agarro a sus sustento vital para la adquisición de drogas y apreté mis puños ante cualquier eventualidad pero no pasó nada… el simplemente desapareció.
Sentado con mi ensalada de frutas entendí como todos los días que para una razón hay un motivo, el mundo es una telaraña de redes infinitas, redes interconectadas, entre buenas y malas, entre dañinas y nocivas y solo son decodificadas por los pocos que se dignan a analizar el problema de fondo y no el de forma… que el grande se come al chiquito, que el verdadero problema del ser humano es que busca su felicidad a costa de otro, saciamos y lo tiramos somos seres egoístas, muy egoístas muchas veces.
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