Rocinha: Un rostro colorido de la mayor favela de Brasil
La Rocinha, la mayor favela de Brasil, vista desde el aire. El descontento de sus habitantes con las autoridades ha estimulado las prácticas sustentables en la comunidad.
Zenílton Marinho, más conocido como Zé Fininho, creó canteros que están rodeados con materiales que encuentra en la basura, como botellas de plástico, cables eléctricos y alambres. Las cercas fueron creadas para proteger las plantas. Según Fininho, el trabajo fue dejado 'por la mitad' por el gobierno.
Los edificios coloridos instalados en Rocinha fueron inspirados por construcciones similares del municipio Barcelona, en el estado de Río Grande del Norte. Los residentes aprobaron los cambios promovidos por las asociaciones entre los líderes y el gobierno local.
El Parque Biblioteca de la UNA de la Rocinha, recientemente inaugurado, cuenta con 1.600 metros cuadrados y puede albergar alrededor de 215.000 personas por año, entre residentes locales y quienes viven en barrios vecinos. El lugar tiene una capacidad inicial de 15.000 libros y 2.000 DVD's.
Las casas coloridas se convirtieron en un símbolo de la nueva fase de la comunidad, tras el proceso de paz iniciado en noviembre del año pasado, cuando cientos de policías tomaron las calles de Rocinha, ayudados por helicópteros del ejército.
Carlos Costa, un escritor que trabajó como líder comunitario de la favela durante años, asegura que para muchos residentes de Rocinha, la reciente cumbre Río+20 fue vista como una pérdida de tiempo. 'Cuando te das cuenta de que las autoridades no saben cómo consolidar los planes que presentan, queda claro que de allí no saldrá nada'.
Subiendo por los viejos callejones de la comunidad, un nuevo universo se revela en la Rocinha. Los proyectos de reciclaje y sostenibilidad han ganado más atención después del proceso de paz.
Aunque el gobierno ha contribuido con algunos proyectos, como la 'fábrica verde', para la mayoría de los residentes las acciones públicas no son suficientes. Para el exdirigente comunitario Carlos Costa, Carlinhos, las transformaciones más importantes de la Rocinha deberán llevarse a cabo por la sociedad civil y no por el poder público.
El joven Rodrigo Macedo, quien reside en un pequeño cuarto cercano a una zanja por la que aún pasan aguas residuales, recicla casi dos toneladas de botellas plásticas y 800 kilos de latas por semana.
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